¿Para qué sirve la vitamina C?
La vitamina C es esencial para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. Es un antioxidante, lo que significa que protege las células de los daños causados por los radicales libres. Además, ayuda a absorber hierro de los alimentos de origen vegetal y es necesaria para la producción de colágeno, una proteína que ayuda a mantener la piel, los huesos y los músculos sanos.
Tiene otras funciones participando como ayudante en reacciones químicas que se producen en el cuerpo.

En términos médicos, esta vitamina se ha utilizado como tratamiento para una variedad de afecciones, incluyendo resfriados, infecciones, fatiga y trastornos del sistema inmunológico. Algunos estudios también sugieren que puede tener propiedades antiinflamatorias y mejorar la salud cardiovascular.
Efectos secundarios de la vitamina C
Sin embargo, es importante tener en cuenta que, aunque es generalmente segura y no tiene efectos secundarios graves, también puede tener efectos adversos en grandes cantidades. Por ejemplo, una ingesta excesiva puede causar diarrea, náuseas y dolores de estómago. Además, algunos estudios sugieren que altas dosis pueden interferir con algunos tratamientos médicos y aumentar los niveles de hierro en el cuerpo, lo que puede ser perjudicial para algunas personas.
Por ejemplo, en pacientes diabéticos el uso de suplementos de vitamina C puede descontrolar la diabetes, así como también debe evitarse su uso en pacientes con enfermedades de los glóbulos rojos de la sangre. Por eso, reiteramos, no intentes autoadministrarte suplementos de vitamina C por tu propia cuenta.
En conclusión, la vitamina C es un nutriente esencial que es importante para la salud general del cuerpo. Aunque es seguro y efectivo en dosis moderadas, es importante tener en cuenta sus posibles efectos adversos y hablar con un médico antes de tomar suplementos de vitamina C en grandes cantidades.